POESÍA
Tenemos el gusto de ofreceros una selección de poesías escritas por una querida amiga nuestra, muy devota de
San Benito.
EL SANTO BENITO FUE BENDITO
Desde la infancia el “Santo Benito”
fue bendito por la gracia divina.
Nació en una familia de Italia
siendo “Nursia” la región donde creció.
A Roma a estudiar Letras marchó
pero se dio cuenta que con la ciencia
muchos caían en la inconsciencia
renegando de Nuestro Padre Creador.
De coger senda equívoca temió.
Padres, ciencia, hacienda, residencia,
los placeres del mundo abandonó
Su único deseo es consagrarse a Dios
piensa tomar hábito y se retira.
Una nueva “Vida Santa” eligió.
LA CRIBA ROTA Y ARREGLADA
Marchó a Affile buscando soledad
allí su primer milagro realiza
a su querida nodriza Cirila
pretendiendo así poderla sosegar.
Para las distintas tareas caseras
tuvo que pedir prestada una criba
al tamizar harina se descuida
cayendo al suelo se vino a fragmentar.
Benito la coge y comienza a rezar
pidiendo especial ayuda celestial
para que la criba se pueda arreglar.
Esta gracia que deseó alcanzar
su fe el Altísimo se dignó premiar
allí apareció nueva al finalizar.
Águeda Bautista Zafra (Parte del Poemario a San Benito)
NOTA: Este poemarío completo se encuentra en un precioso DVD solicitandolo al Tfno: 987780078 se puede obtener.
GRACIAS JESÚS
Gracias te quiero yo dar
por quedarte como pan,
pues indigno soy Dios mío
del regalo que me das.
Si estuviera en Tú presencia
no te podría mirar,
no me atrevería hablarte,
no sabría que contar,
quedaría anonadado
como piedra nada más.
Así oculto en la hostia,
yo te puedo mirar
con los ojos del alma
que ven mucho más allá.
Así oculto en la hostia,
yo te puedo hablar
sin lengua, ni palabras,
solo con mí pensar
Así oculto en la hostia
yo te puedo confesar
lo feliz que me haces,
el que conmigo estás,
me conduces al Padre
y a tu Madre me das.
no me puedo intimidar
te abriré mi corazón
para que puedas mirar
lo que los demás no ven
lo que escondido está,
y puedas perdonarme
mi pecado y mi mal,
me cures las cicatrices
que deja la vida al pasar.
Águeda Bautista Zafra
SAN BENITO
Desenfreno inmoral,
un materialismo tal
en la sociedad romana
no hay respeto a nada.
Más el Espíritu sopló
Benito se transformó
supo que hay algo más
que merece el luchar.
Dejó a sus seres queridos
amigos y conocidos,
ofrenda su vida a Dios
de Jesús sigue el ejemplo,
ayudado por la Virgen María,
en la que él ciego confía.
Se retira a Subiaco,
en eremítica vida
permaneciendo tres años,
fama de santo adquiere
muchos jóvenes se le adhieren
en busca de perfección.
Por la envidia de Florencio
marchose a Montecasino,
fundando un monasterio,
“Hombre de Dios” le llamaban
por los milagros que realizaba.
Para alcanzar la santidad
una Regla vino a dar,
“Rezar y Trabajar”
no hace falta nada más.
Águeda Bautista Zafra
ORACIÓN
Postrada de rodillas
en el quicio del zaguán
de una pequeña iglesia
una mujeruca está.
Las manos enlazadas
la cabeza inclinada
en postura humillada
no se atreve ni a mirar.
Brillan las lágrimas
surcando su cara
sin pañuelo enjugadas
entre suspiros y congoja.
Oración de petición
ella viene a musitar
con humildad y respeto
al gran Señor celestial.
Escúchala, Padre amoroso,
atiéndela en las cuitas
que atenazan su corazón
a esta desvalida hija.
Cuantos farisaicos orantes
de bienes materiales sedientos
acuden a diario a tus templos
y ni gracias te suelen dar.´
Águeda Bautista Zafra
NONATO
¿Quién me engendró?,
no lo sé yo,
yo no lo decidí,
decidisteis por mi,
mi vida nació,
tu seno me acogió.
¡ Oh , menuda alegría
que tú tendrías!,
así lo entendía,
querida mamá.
¡Mas equivocación,
no me querías, no!.
No te apiadaste,
ni me perdonaste.
Escogiste matarme,
abortar quisiste
nos destruiste
a ti y a mí.
A mí Dios me acogió,
¿a ti te dio su perdón?.
Águeda Bautista Zafra
EL CABEZO
Quiso la Virgen María
visitar la sierra un día
y en aquellas soledades
donde la naturaleza reina
cuajada de belleza sin
envidias celestiales,
donde el aroma
del romero, jara
tomillo y cantueso
superan al incienso;
donde los encinares,
quejigos y madroñales
la llenan de majestad;
donde los bellos trinos
de herrerillos, carboneros,
alcaudones y jilgueros
superan al celestial canto;
donde los ciervos ,linces
gamos y jabalíes
son reyes sin leyes.
Allí el águila puso su nido
y surca la inmensidad
de este paisaje terreno
elevándose hacia el cielo
del que Ella descendió
y al Cabezo eligió.
Tierra y cielo se juntan
aquí en Sierra Morena
y en armonía perfecta
el hombre la busque a Ella
y Ella lo lleve a Dios.
Águeda Bautista Zafra
|